Gregorio Nacianzeno. S.
           [925] (329-389)

 
   
 

 

    Llamado Gregorio el Teólogo, por su brillante sabiduría en las cosas de Dios, fue uno de las más grandes Padres de la Iglesia antigua.

    1. Vida
   Nació en Arianzo de Capadocia (hoy en Turquía) probablemente el 329. Su padre era el Obispo de Nacianzo y quiso para su hijo esmerada educación cristiana. Estudió en Cesarea de Capadocia y luego en Cesarea de Palestina, pasando más tarde a mejorar sus estudios en Alejandría y en Atenas.
   Aquí conoció como compañero de estudios al príncipe Juliano de la casa imperial, que luego subiría al trono d Oriente y sería conocido con el sobrenombre de "El Apostata", por su rechazo del cristianismo después de haber vivido en él.
   También conoció también a San Basilio, luego llamado el Grande por su erudición y santidad y su influencia en la Iglesia de Oriente.
   Terminados sus primeros estudios fue bautizado por su propio padre el 358.
   Y, con la firme decisión de llevar una vida de devoción y ascesis, marchó al Ponto, donde vivió en el desierto próximo al río Iris (hoy río Yesil Irmak, Turquía), en unión de San Basilio y otros compa­ñeros.
   Entre los dos recopilaron una antología de escritos del maestro y teólogo cristiano Orígenes, llamada "Philokalia" (amor a la belleza, en griego).

    2. Labor catequística

    Basilio pronto fue nombrado obispo de Cesarea y Gregorio recibió la ordenación sacerdotal de su mismo padre. En el 370 Basilio le persuadió para que aceptara ser ordenado Obispo de Sasima, pueblo de Capadocia.
   Sin embargo, a Gregorio no le gustaba la vida pública y, hasta la muerte de su padre en el año 374, se mantuvo en la soledad. Entonces tuvo que aceptar el gobierno de la Diócesis de Nacianzo.
   El 379 fallece S. Basilio y el mismo año, por muerte del Emperador arriano Valente, sube al trono Teodosio. Para enfrentarse con los arrianos le llama a Constantinopla, a donde acude no sin repugnancia y en donde tiene que pasar unos años amargos por las disensiones y luchas religiosas.
    El 380 es proclamado como Obispo de Constantinopla y el Concilio del 381 lo confirma a su pesar.

  


 
 
 

 

 

   

 

 

 

 

 

3. Labor de escritor

   El 383 se retira de Constantinopla y regresa a Nacianzo, para esconderse luego en Arianzo, donde lleva una vida de soledad y redacta los mejores de sus escritos.
   Entre estos cabe destacar los "Poe­mas", de naturaleza dogmática y moral, pero que tienen una intención didáctica y catequética, las 245 "Epístolas", "Los Sermones", de los que se conservan 45, siendo el más bello la Oraciones Fúnebres dedicada a S. Basilio.
   Con San Atanasio, San Basilio y San Juan Crisóstomo, constituye el núcleo providencial de los llamados Padres de la Iglesia de Oriente. (Ver Patrística)